¡Hay que querer! Quererse y querer a las personas que nos rodean, ponernos en su lugar para entenderles mejor.
¡Hay que querer! Querer conseguir nuestros sueños, ponerse en acción y buscar la manera de lograrlos.

domingo, 6 de julio de 2014

Miedo a la muerte

El miedo a la muerte es bastante común entre la gente que me rodea.
Supongo que entre la que no me rodea también.
Quizá es común porque implica un final, y tenemos miedo de los finales. El miedo que surge cuando aparecen las dudas de qué pudimos hacer antes de que acabara o qué vamos a hacer ahora. Miedo de lo que pudo haber sido y no fue y de lo que será. Miedo a lo desconocido, en general.
Pero la muerte no es un simple final. 
En la muerte nos ahorramos la segunda pregunta. No podemos temer qué va a pasar ahora, porque simplemente no va a pasar nada más. 
La primera pregunta es un absurdo por mucho que nos la planteemos. Podríamos haber hecho mil cosas que no hicimos, incluso millones de miles de cosas que no hicimos... pero no las hicimos, e hicimos lo que hicimos, así que no hay nada que replantear, no hay nada de lo que poder aprender distinto a lo vivido, para saber por ejemplo, cómo actuar en futuras situaciones similares... no existirán… así que es absurdo plantearlo.
Yo no tengo miedo a la muerte. La muerte es fiel, no engaña, aparecerá, hagas lo que hagas, estés donde estés, la “merezcas” o no. No se sabe cómo, cuándo, dónde o con quién, pero aparecerá, y no hace falta estar preparado, porque simplemente ocurre, sin necesidad de entrenamiento.
Yo no tengo miedo a la “no vida”, yo tengo miedo a no vivir. Porque la vida sin vivirla no tiene sentido, al menos, no lo tiene para mí. Y la vida vivida con miedo es una vida no vivida. El miedo está, aparece, pero aquí, si hay entrenamiento posible que nos permita dejarlo a un lado de nuestro camino y conseguir apreciar cada instante único, lograr esos sueños imposibles hasta que se logran o viajar a ese lugar que te despierta la curiosidad de un niño.
De todos los miedos posibles, creo que el de la muerte es el más paradójico, ya que es el que te impide, en mayor medida, no vivir la vida que acaba con ella.
Aconsejad es de necios, pero permitidme que aconseje algo… Entrenad para vivir y ganad vuestra competición vital. No gastéis energía en un miedo sin fundamento, y permitíos una vida rica, rica, de experiencias vividas al máximo.

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