Perdidas perdidas

Echo de menos cuando nos comunicábamos con perdidas... ¿lo recuerdas?

Todo era... ¡más romántico! Incluso, más emocionante.

Ahora sólo hay wasap.

El wasap nos ha hecho fríos, nos ha convertido en emoticonos insípidos que repetimos como ovejas de rebaño... nos aborrega. A su manera, nos quita la libertad, tiene el poder de encontrarnos aquí y ahora, de no permitirnos desaparecer por momentos, ausentarnos del mundo, y volar, simplemente.

Nos localiza, nos perturba, nos recluye en un teclado qwerty.

Antes no. Antes vivíamos más la piel, el verte, el sentirte, el escuchar tu voz, ver tus gestos o abducirme con tu mirada.

Abrazarnos en la despedida, era algo más que un círculo amarillo con forma de cara y un corazoncito rojo, en metáfora de beso.

Nuestras ganas de fiesta eran patentes, locas y aumentaban positivamente conforme pasaban los días de la semana, no eran ni de lejos, sustituibles por una folclórica con vestido rojo de faralaes.

Si te quería impresionar te preparaba una cena, o aparecía en tu casa sin avisar, no te enviaba al mono tapándose los ojos o al círculo amarillo (de nuevo), ligeramente difuminado de azul, con la boca abierta.

Antes, estaba pendiente de cuando me llegaba ese tono breve cuyo mensaje y significado habíamos pactado previamente, tú y yo. Ahora puedo saber si estás vivo, "en línea", disponible o cuando fue la última vez que le hablaste. No entiendo porqué necesito chequear si estás en conexión, en línea, o hace tiempo que dejaste de wasapear. No lo entiendo. No hay objetivo, pero hay necesidad, necesito hacerlo aunque no consigo nada. Saber qué haces, aunque no lo hagas conmigo. Sé que no soy tu chat de destino, pero aún así insisto en conocer tu estado. Objetivos absurdos, que seguro que tienen un sentido, aunque no sepa encontrarlo. Me gustaría saber cuántas veces en tu vida hiciste tú lo mismo... Un sinsentido wasapeado más... 

Perdimos el sentido.

Una pérdida que no me gusta. ¿Qué nos está pasando?

Una perdida, salgo de mi casa; dos, baja; tres, llámame...

Y por supuesto, aquellas perdidas antes de acostarme o en cualquier momento, que simplemente decían, me estoy acordando de ti...

¿Estamos perdiendo el romanticismo?

Que no quiero que me envíes un beso, que quiero que me lo des.

Que no quiero una tarta de pega para mi cumpleaños, que quiero saborear un pastel de tus labios.

Que no quiero un sol que no da luz, ni calor; que quiero una día entero en esa cala a la que íbamos un día a la semana.

Que no quiero dos corazones como dos ojos, que te quiero enamorado hasta los huesos en mi puerta.

Que no quiero que me envíes flores inodoras, que quiero que me compres una rosa cuando paseamos.

Que no te quiero en línea, que te quiero a mi vera.

Que no quiero saber tu última conexión, que quiero que no dejes de estar conectado a mí.

Que no quiero "zzzz", que quiero que sueñes conmigo, despierto y dormido.

Que no quiero wasap, que quiero vida.