¡Hay que querer! Quererse y querer a las personas que nos rodean, ponernos en su lugar para entenderles mejor.
¡Hay que querer! Querer conseguir nuestros sueños, ponerse en acción y buscar la manera de lograrlos.

domingo, 16 de noviembre de 2014

La ruleta

Caminaba un día por la vida, sin euros en los bolsillos, con pájaros en la cabeza, rumbo no sé a dónde, a ninguna y a cualquier parte. 
Un día como todos, como cualquiera, y también, como ninguno. 
Cuando me di de frente con una ruleta de casino, de casino de Las Vegas, dispuesta a girar. Así, para ambientar la escena oí mi voz en off, la interior, que me dijo: "coge tus sueños, tus proyectos a medio diseñar guardados en el cajón; las amistades verdaderas
que te quedan; los amigos de farra, las fotos almacenadas en tu propio disco duro de memoria y las de los álbumes de facebook; las risas infinitas, los viajes realizados y por realizar, la libreta a la que le quedan dos hojas en blanco para rellenar; los buenos momentos en los que hubieras puesto ese stop vital con el lema 'y deseé quedarme ahí para siempre'; las canciones que recuerdas y siempre te hacen sonreír, los amaneceres de penyes y los de Magdalena; las noches de montaditos, los conciertos que te dejaban sin voz, las llamadas de amigas rotas a las tantas; las rayadas pasadas de rosca; la maleta de pesares, que arrastras desde hace mucho; todos los te quiero que te quedaron por decir y por escuchar; las palabras que se llevó el viento de poniente; Lanzarote, los veranos eternos en Calamocha; todas tus estrellas fugaces; las verbenas, con almuerzos incluidos,.. todo, dame todo y dime 'a qué color vas a apostar?'..."
Y ahí, sólo ahí, te das cuenta de que llevas mucho vagando, que toca decidir. Ahí te ves, o me vi, con una opción entre dos a elegir. Tenía que arriesgar todo, de una vez, a rojo o a negro.
Una amiga de las de mi club vip, llegó, sentí que había captado mi pánico inicial, para venir rauda en mi ayuda y se me colocó al lado. Me giré, puse cara de emoticono, y le hablé con la mirada: SOS, ¡tengo un problema!
Y allí, estaba ella, con su serenidad, con su mirada de 'ay, Anaaaa', ahí estaba susurrando: 'todo al negro'...
¿Al negro? 
Pero, ¿estamos locas? 
En ese momento, juro que viví un viaje de LSD, o digo yo que tiene que ser algo parecido... Esa ruleta no era típica, no; esa tenía todas las casillas rojas, menos una, ¡una negra! 
Así que... ¿En qué momento, se invirtieron nuestros roles vitales? Amiga, ¿Qué no ves a las fichas rojas ganadoras de un torneo cualquiera? ¿Qué no ves que lo apuesto todo, y me alientas a una pérdida segura? Que la loca, la irracional, la cabeza perdida,.. ¡soy yo!
Ten amigas para esto...
Y, de nuevo, "Ana, al negro"...
Yo vacilo. La ficha negra tiene un punto de atracción, tiene no sé qué que me está llamando de una forma especial, y siento que apostaría por ella mi todo; pero... la opción de ganar al negro es ¿15 a 85?  (eso, siendo optimistas)
Me voy a quedar seca, después de esto. 
Que lo veo.
¡Esa ruleta tiene todas las fichas rojas! ¡todas, excepto una!
Y me toca decidir qué quiero, y que gire la bolita, y que la fuerza centrípeta o la centrífuga, se adueñe del poder de hacer que la bolita cese su viaje y se detenga.
Con lo tranquila que iba yo por la calle...
Quizá sea esto la realidad de mi vida. 
Me toca decidir, entre varias opciones y bien sabe mi amiga, cuál es la que deseo más... bien lo sabe, y tampoco ignora que las opciones de ganancia, por el sueño de mi desvelo, son extremadamente bajas. 
Y bien lo sé... que me la voy a dar.
A la vez, caminando sin rumbo, sigo esperando un semáforo en verde que me oriente en qué dirección debo ir, sin darme cuenta de que me perdí hace demasiado tiempo, esperando una señal con un camino marcado... Un camino al que sólo yo, puedo dar forma. 
Ahí está la ruleta, esperando mi apuesta. 
Rojo o negro, negro o rojo, todo o nada, 15 a 85, decidir y continuar adelante con el resultado, o seguir vagando sin rumbo...
"Todo al negro", dice mi amiga, y creo yo que no viene en mi ayuda... ¿viene? Todo al negro.
Con lo fácil que sería "todo al rojo". Todo al negro... La probabilidad de pérdida es más que elevada, seguramente me vaya a quedar seca después, y el rojo predomina; pero... quién sabe en qué color parará la bolita.
"Todo al negro" - decido.
Gira la bolita.
Y ahora a esperar. Sea cual sea el resultado final, habrá que seguir. Pase lo que pase, seguiré con esas personas que me apoyan, en las locuras o elecciones razonadas, siempre fieles a mi lado.
Crucemos los dedos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario