¡Hay que querer! Quererse y querer a las personas que nos rodean, ponernos en su lugar para entenderles mejor.
¡Hay que querer! Querer conseguir nuestros sueños, ponerse en acción y buscar la manera de lograrlos.

lunes, 31 de agosto de 2015

Dicen por ahí...

Dicen por ahí que el tiempo lo pone todo en su lugar, que cada uno recibe lo que da, que el destino nos tiene reservado lo que merecemos... 
Cada día, estoy más convencida, de que la autoría de estas frases se fumó algo el día que las citó. 
La vida no es justa; no, no lo es. Ni cada cual recibe lo que merece, ni consigue lo que persigue con esfuerzo y tesón, si de verdad le echa el coraje y ganas necesarios.
Sin ganas, motivación, ilusión, acciones, está claro, que sólo sirve ser "hijo/a de" o tener la cartera con billetes a rebosar; pero todo el esfuerzo que puedas reunir para conseguir un sueño, no hace del sueño una realidad. A veces, sí, algunas. La mayoría, yo diría que no. 

La vida no es justa. 
Trabajo, viajes, amigos, chicos, voluntariados, proyectos, cursos... Soy persistente. En mi vida, me he dejado los cuernos en cada ocasión que el camino ha hecho que me ilusione por algo. Creo que soy de las personas más cabezonas, como dice una de mis amigas, que existen cuando quiero algo de verdad. 
Pero, de verdad, de corazón.
Me ilusiono de tal manera que nada puede hacer que desista de esa ilusión. Cuando algo, me ilusiona, lo hace a lo grande... siempre. Puedo encontrar un obstáculo, hablar otro idioma, no tener una sola prueba a favor, llorar, sufrir, quedarme sola, no tener apoyo alguno, que me tomen por loca, no dormir,.. que hasta que no doy la última gota de mí, no me doy por vencida.

La esperanza me da alas, cual redbull a Sergi Llull. Y me niego a que me llamen cabezona, pero está claro que soy de las que puedo dar mi vida por un sueño... y no lo logro, y sigo, y no mejora la situación, y sigo, y no avanzo, y sigo en modo bucle, y un fracaso acumulado más. Para que al final, llega su fin (o un supuesto fin) y no recupero un mínimo porcentaje de lo invertido... evidente.


Me muero. Sé que esta acumulación de fracasos me quita vida, como un cáncer en metástasis.
Me flagelo y autolesiono, por fuera. 
Pero, lo que es peor, por dentro.
Las heridas superficiales con algún que otro cuidado consiguen cerrarse, aunque queden marcas en la piel, o incluso cicatrices. 



Las heridas internas... ni toda la justicia que me debe la vida lograría que se sanaran.
Aún así, para mí, las diferencias individuales son las variables que más marcan nuestras experiencias. Yo soy así, y quizá, no he tenido mucha suerte... Y quizá, la percepción de todas esas heridas, sea fruto de esas diferencias individuales.
La vida no es justa, o mi vida, simplemente, no lo fue... Que levante la mano quien crea lo contrario...

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