¡Hay que querer! Quererse y querer a las personas que nos rodean, ponernos en su lugar para entenderles mejor.
¡Hay que querer! Querer conseguir nuestros sueños, ponerse en acción y buscar la manera de lograrlos.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Un fondo con vistas

Tocaste fondo. Una vez más, tocaste fondo y no supiste dónde agarrarte para no llegar a él. 



Se veía venir. No eres un experto en reconocer soportes de ayuda que te impulsen para arriba, más que, que te deslicen hacia abajo.

Podría decir que te lo avisé. Una, dos, tres... ¿Mil veces? Pero quién era yo para hacer algo así, eso me repetías cada vez... Cada vez que te dije que tu camino se encauzaba a un destino que yo no quería para ti, ni para mí, ni siquiera para una madre que dice ser mía. Destino probable, no seguro, pero nada halagüeño, y con muchas papeletas para salir como maldito premio final.
Volviste de nuevo con tu fondo tocado como primer traje. Una vez más, a buscar consuelo en el hombro que siempre destrozaste con tu mala onda y negativas vibraciones, con las piedras que tú mismo te lanzabas y un llanto confuso que suspiraba lleno de quejas, recordando al niño perdido que nunca dejaste de ser.
Dabas pena. Siempre dabas una pena bipolar. De esas de, eres un gafe de la vida y, a la vez, de las de rechazo, porque te ganas a fondo el fondo con tu nulo coraje vital.
Mi mensaje se aburría de repetirlo. Y no creas... No era fácil de decir y no hacer, simplemente, lo obviabas como todas esas señales que te decían, que eras un ignorante de la vida, que creía saber mucho y solo sabía que autocompadecerse. 


Dabas pena, pero de la pena de asco, de "piérdete", de llora cuando te hayas dejado los cuernos en cada reto que te marca la vida, o asume que eres un cobarde y sigue sobreviviendo una vida, que se te escapa, como las sonrisas a un niño que no conoce reglas sociales que cumplir.
La vida es para los valientes... ¿Lo fuiste en algún momento? Supongo que te invité a reflexionarlo tantas veces como luché porque despertaras de tu mundo de fantasía negra, de pasado doloroso y marchito y de futuro cruel antes de darle la opción a convertirse en presente.
Típico en ti.
Y hoy, habías gastado cualquier reserva de ayuda destinada al amigo que fuiste, me habías quemado y asolado cada esperanza de tenerte a mi lado, hundiste mi idea de ir contigo  disfrutando de una vida que yo sí elegí vivir.


Ya tenías el fondo. Uno más para la colección. Pero después de muchos fondos ganados, habías conseguido el premio gordo, me habías perdido para el resto de tu cobardía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario