No me des una noche, ni siquiera esta noche,
porque cuando te des cuenta me habrás dado 12 noches y como todos sabemos, el
12 es el número mágico... ¿o era el 7? Bueno, qué más da, qué importan unas
horas más o menos.
Pero te aviso, no vuelvas a traspasar el límite
de mi zona de control, no me rompas las distancias de seguridad, no des un
paso, ni siquiera en falso; o no me haré responsable de lo que pase el resto de
nuestros días.
Alarmas que se disparan en mi cabeza, ¿fuiste tú
o la cerveza?
Aparecimos por arte de magia aquí, en una habitación que no reconozco... ¿polvos mágicos incluidos?
¡Oh, no! ¿Por qué me quedé dormida?
¡Oh, no! ¿Por qué me quedé dormida?
Desde ayer estoy haciendo añicos mi código de
conducta... Reglas que me permiten vivir la vida a mi manera, modos de
enfrentarme a un mundo cruel, que no entiende, que el amor es una falacia en la
que se cree vivir, sin percatarse de que sólo es ideación suicida, producto de
su mente.
Escenitas amorosas ante las cuales, los
observadores casuales tenemos subidas de azúcar.
Numeritos esperpénticos, que acongojarían a cualquiera en su sano juicio.
Numeritos esperpénticos, que acongojarían a cualquiera en su sano juicio.
Palabras "de amor" mal selladas, que
pierden su significado cuando alguien "mejor" se cruza en nuestros
caminos.
Saliva malgastada en besos sin sabor a menta.
¿Amor? ¿Qué es eso?
No nos han enseñado a amarnos a nosotros mismos,
como para amar a un otro.
Nacemos, crecemos, y en la niñez, nos damos más
cachetes que besos verdaderos... Crecemos un poco más, y en la adolescencia,
nos avergüenza cualquier sentimiento, y mucho más, cualquier prueba de él...
Amor adulto... No imitemos a los políticos de
turno.
Sabes tanto como yo, que esto no es más que
saciar un ansia de deseo, fugaz, instantáneo, como un flash de mi cámara
fotográfica…
Uuuff, ¿inmortalice hace unas horas, alguno de
nuestros instantes?
Habrá que revisar la tarjeta en busca de fotos
instaladas sin opción de futuro.
¡Ah! por cierto... No me llames mañana, voy a
salir sin ser vista, y con un poco de suerte ni recordarás que existí ayer.
¡Oh, no! ¿Te di mi número? ¿Te di mi número…
verdadero?
Error de nuevo.
¿Será el chupito de tequila el inútil de haber
borrado la escena de mis recuerdos? O... ¿fueron los chupitos?
Beber para olvidar, nunca mejor dicho...
Revisaría tu agenda del móvil si pudiera, pero es
demasiado arriesgar. Con un poco de suerte, no fui capaz de darte mi número
real... Salir cuanto antes es la mejor opción, demasiada magia hubo anoche,
como para que me quede alguno de mis superpoderes hoy.
Te lo dije, ¿acaso era necesario iniciar este
bucle? El chico mono tenía que dar un paso en falso ¿no?
Y ahora, fijo que no me queda batería, ni para
llamar a un taxi que me permita una huida digna. A la de tres, inicio maniobra
de reptación, búsqueda de prendas extasiadas de lanzamiento fogoso y con la
música a otra parte.
Qué pena que seas tan mono, pero tengo hambre y
no espero un buffet en esta cama. Además, me duele la cabeza, no me preguntes
por qué.
Se acaba este intento de amor descafeinado, pero
no nos culpemos de no emular a romanticones engañados.
Dicen que todo lo bueno se acaba, o que todo lo
que sube baja, o que todo ocurre por alguna razón, o que... no estoy para
frasecitas, creo, pero échale la culpa al picante de la cena, nunca me sentó bien...
¡Ah! date por despedido, tampoco estoy para despedidas con adiós
formal... ni para cualquier tipo de despedida. Mejor me voy y ya de paso, me ciño a mi código, porque los
códigos de conducta están para cumplirlos… ¿no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario