¡Hay que querer! Quererse y querer a las personas que nos rodean, ponernos en su lugar para entenderles mejor.
¡Hay que querer! Querer conseguir nuestros sueños, ponerse en acción y buscar la manera de lograrlos.

lunes, 7 de abril de 2014

Drogas

¡AVISO! Esta entrada se desmarca bastante del tono general de este blog.
Hoy me apetece hablar de uno de mis mundos, uno conocido desde casi todos los niveles, de un mundo complejo, amplio, cruel, confuso, débil, monótono... ¿El tema? el universo de las drogas, pero no del área "sintético-natural", de las sustancias, no; quiero hablar de la relación de las personas con las drogas, del uso, del problema.
Puede que a much@s les parezca un disparate si digo que es mi pasión, que trabajar con las personas que "se relacionan" con las drogas es mi sueño, algo que sólo de escribirlo me produce escalofríos de necesidad, de añoranza, de "ojalá tuviera la oportunidad".
Pero no quiero hablar de mí. 
Quiero exponer experiencias, sensaciones, cómo se vive en la otra acera desde la que nos vemos tan alejados. Favorecer un poco más el entendimiento quizá...
Y lo primero, nada más lejos de la realidad, no estamos lejos... nadie. Puede que no hayas jamás probado una droga ilegal, pero el porcentaje de abstemios (de esos que jamás han probado una gota de alcohol) en esta sociedad, por decirlo finamente no es para tirar cohetes (que sí, que el alcohol es una droga). 
Así, que aunque biológicamente, tengamos que estar predispuestos para la adicción, es decir, que biológicamente nuestras características han de permitirnos o no llegar a ser adictos, quien no juega con fuego no se quema... y quien juega mucho, asume un riesgo que le puede llevar a quemarse.
Como una vez escuché a uno de mis ídolos (en el área psicológica), "no es anoréxica quien quiere, si no quien puede", y lo mismo con la drogadicción. Pero ponte a restringir comidas, a obsesionarte con el kilo de más de navidades o con meterte en un vestido que usabas a los 14 años, etc., que puede que no sufras anorexia, pero un problema vas a tener. Así que, consume y sigue consumiendo, que igual adicto no te harás, pero un problema seguro te cae.
Aclarado este punto (espero), he vivido las drogas desde la prevención, desde la investigación, desde el tratamiento y desde el hoyo (la reducción de daños). También, desde el nivel personal, a distintos niveles...
Las drogas están aquí, vivimos con ellas y culturalmente, están hasta cierto punto (y desgraciadamente) normalizadas. "Pegarse una fiesta" se acepta alguna vez al año, porque "oye, es mi cumpleaños (o he acabado los exámenes, o son fiestas, o hace mucho que me toca)"; y "la mayoría es plenamente consciente de que controla lo que consume", eso sí, no pidas valorar el grado de control. No te equivoques, con 4 copas no controla nadie, ni está para medir cuánto controla, tampoco... Pues bien, vivimos con ellas (y con nuestras creencias de ellas, ciertas o no), y es necesario controlar y hacer auto-análisis. 
Así que, vamos con lo segundo: piensa si sabes salir sin tomar una copa y divertirte, y no serás adicto (o si), pero tienes un problema. Con esto sólo pretendo que reflexiones, sobre tu consumo, sin más. Que veas si alguna vez has estado peor que ahora, o que pienses que la vida es algo más que acompañar nuestras experiencias con sustancias que pueden llegar a desvirtuarnos la realidad de vivir.
Punto tercero: el tratamiento de dejar una adicción es duro, es lucha diaria, y sobretodo, es valentía. Porque lo más fácil es quedarse en el hoyo, seguir consumiendo, no aceptar que estás en la mayor mierda, que lo has perdido todo, a tu familia y amistades, el trabajo, el dinero, y lo peor reconocer que ya no queda ni el sentido de ti mismo, ni el sentido de la vida. La vida no está para eso... es jodido, de verdad. Pero hay soluciones. Duras, largas, pero las hay.
Falta comprensión. Y afrontar esto, es saber que estás sólo, que no te sacará nadie de lo más negro. Es más, hay que aceptar que se piensa que si eres adicto es porque quisiste ("claro, sí... me encanta haberme enganchado, era mi primer objetivo cuando empecé" - ironía mode on). 
Desde mi punto de vista, la falta de empatía es la mayor lacra social... en cualquier tema, en cualquier relación, en cualquier situación. Aquí, mucho más. Los y las pacientes vienen acompañados por familiares (en su mayoría) perdidos, que no saben si autocompadecerse, sentir asco por quien traen, dejarle para que le "soluciones", sufriendo mucho y no sabiendo nada. Cada paciente es un mundo, cada familia lo mismo, y no digo que la familia sea culpable (en algún caso, parte de culpa tiene), pero la actitud que toma la familia-acompañante es fundamental. No es lo mismo la actitud de aceptación y lucha por el cambio, que la actitud de victimismo, de "me engañó", de "es un mal hijo/mala hija que no quiere cambiar", de "es un caso perdido", de "que se cure pronto y se deje de tonterías"... 
Muchas actitudes negativas y figuras enmascaradas hay tras el apoyo necesario que requiere el tratamiento, pero sólo una sirve: Aceptar que te ha tocado el gordo, pero no de la lotería, desgraciadamente. Si alguien está dispuesto a ayudar, a ser el apoyo para que esa persona recupere la ilusión de vivir y deje de auto-torturarse, machacarse y hundirse en la miseria, si lo está... va a sufrir (mucho), va a sentirse perdido, no va a ser fácil y puede que incluso, no sienta recompensa, porque el camino es largo y quien ha de cambiar no es él/ella. Pero cuando alguien acepta estar y ayudar, acepta que es posible el cambio, y es vital, que tenga la convicción de que salir del hoyo es posible, y de que de su mano no quedará que no lo sea. Confiar, a pesar de todo, después de todas las mentiras que ha escuchado (muy difícil y de admirar). No hay otra. Admiro a quien es capaz, y no echo la culpa a quien no lo es, la verdad. "Cada uno tiene el derecho de vivir y morir como desee", máxima de "Veronika decide morir", a lo que añado, el problema no es tuyo si no quieres que lo sea.
Por último, las drogas (es cierto) que son festival, desinhibición, viajes, juerga y olvidarse de todo; son no ser responsable, pasar de quienes te quieren y mentir (mucho); pero también, sentirse el ser más débil, más solo, más incomprendido, inferior y perdido, no saber cómo solucionarlo y al ver que no es el camino, intentar dejar de consumir y verse de nuevo, haciendo lo único que no deseas hacer... Quien llega a los límites de la adicción, no persigue más que la auto-destrucción, porque ya no queda nada de lo primero. La parte "bonita" de las drogas se quedó atrás como los sueños, tener una vida estructurada, alimentarse bien, razonar con cordura (dentro del nivel que cada uno tenga previo) o disfrutar del calorcito que nos da el sol.
Podría escribir mil cosas más, pero creo que es demasiado largo ya, así que me reservo para una entrada futura. Si tenéis preguntas, sugerencias, críticas,... encantada de recibirlas!

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