Ya no me gusta pensar
el día entero en ti; en ti y en mí; en ti, en mí y en nuestro futuro; en ti y
en nuestro pasado; en ti y sólo en ti.
No me gusta ya, tu
cuerpo perfecto, imperfecciones cero, y ese par de cicatrices seductoras.
Ya no me gusta, que
me deshagas en cosquillas hasta que saltan los hoyuelos a las orejas.
Ya no me gustan tus
besos… ninguno.
Ya no me gusta que me
hagas la cobra, de vez en cuando, para recordarme la primera vez que me
lancé... y me esquivaste.
No me gusta ya, que
pasemos una noche de fiesta y desparrame, cual despedida de solteros en las
Vegas, acabando al día siguiente intentando recordar las locuras del ayer.
Ya no me gusta que me
toques la piel y me traspases el alma... aunque eso... eso, es difícil de
olvidar...
Ya no...
No me gustan tus
labios finos, delicados.
Ya no me gusta que me
susurres al oído "yo no quiero un amor civilizado, con recibos y escena en el sofá..."
Ya no me gusta que
recuerdes todos mis detalles y todas las fechas.
Ya no me gusta que
estés ahí en los buenos y malos momentos, que me hagas sonreír cada vez que te
veo, que sonría cada vez que pienso en ti, que me ría cada vez que estoy
contigo.
No me gusta tu voz,
esa misma voz que lograba transformar mis sentidos.
Ya no me gusta que me
digas que si volvieras a nacer, me volverías a elegir como compañera de tu
viaje... dudo que exista algo mejor, que pueda decirte alguien que aprecias.
Ya no me gusta tu
dedo índice, tocando mi naricilla, para que se me escapen los mosqueos... Y
cual varita mágica, lo consiga.
Ya no me gusta cuando
preguntas "¿qué te pasa?"... ¿Por qué siempre sabes cuando pasa algo?
Ya no me gusta.
No me gusta verte
escucharme hablar, hablar y hablar... y seguir ahí... concentrado.
Ya no me gusta que me
sorprendas, de repente.
Ya no me gusta que te
acechen chiquitas y te pavonees como un pavo real, porque aunque te lo creas,
no tienes sangre azul.
Ya no me gusta tu
risa; no me gusta ese compás jocoso, que me cambiaba el alma.
Y... ya, no.
Ya no me gusta, que
te esfuerces por ser puntual a la hora de la cena, aunque sepas, que hoy toca
tortilla de patata y tú adoras comerla fría.
Ya no me gusta que me
cojas de la mano una vez al mes, para que me acostumbre, porque me da miedo
más.
Ya no me gusta, que
me arropes con todas tus fuerzas y moviendo mi cuerpo entero, para hacerme
entrar en calor, los días que me ves abatida.
No me gusta ya, tu
piel morena, en verano... y en invierno.
Ya no me gusta pasar
un día entero contigo sin hacer nada más, que estar tirados en el sofá y hablar
de tonterías, enlazando una con otra, con nuestra elocuente inspiración...
'estamos que lo tiramos, oigan!'
No me gusta luchar
contra tus miedos. Unos miedos que son rivales demasiado eternos para mí, a
quienes sólo puedes derrotar tú mismo enfrentándote a ellos.
Ya no me gusta...
Ya no me gustan tus
ojos verde esmeralda que me engancharon, aquel primer día cuando te vi bajando
esas escaleras.
Ya no me gustan tus
caricias, no.
Ya no me gusta cantar
como ultras en un karaoke "todo, todo, todo, todoooooo, yo quiero contigo todo", imitando a Leiva 'volviéndonos locos', una y otra vez.
Ya no me gusta el
post-it que me dejas en el espejo, los sábados por la mañana, antes de irte a
currar, con tu original 'buenos días, princesa' y ese horrible emoticono, que
no puede hacer peor ni un niño de 5 años.
Ya no me gustan tus reproches, o quizá nunca me llegaron a gustar.
Ya no me gustan tus reproches, o quizá nunca me llegaron a gustar.
Ya no me gusta tu
pelo, tocar y revolver tu pelo; antes, durante y después...
Ya no me gusta pensar que hoy va a ser el mejor despertar de mi vida, y que acabe siéndolo.
Ya no me gusta pensar que hoy va a ser el mejor despertar de mi vida, y que acabe siéndolo.
Ya no me gustan tus
pegas, tus porqués, tus dudas; la vida no es perfecta, ni lo será.
Ya no me gusta ser yo
misma, mi yo con todas mis taras contigo.
Ya no me gusta.
Ya no me gustas.
Ya no me gusta... eso
me repito... cada día, a ver si sucede.
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