¡Hay que querer! Quererse y querer a las personas que nos rodean, ponernos en su lugar para entenderles mejor.
¡Hay que querer! Querer conseguir nuestros sueños, ponerse en acción y buscar la manera de lograrlos.

jueves, 22 de enero de 2015

Que no se ponen de acuerdo

Es curioso una de las últimas cosas que he vivido.
Ayer, contaba una de mis "historietas" a una amiga (llámala A) que me decía: '¿y qué pasa porque tengas 30 años y te pase eso?'
Hoy, contaba la misma película a otra amiga (llámala B) que me respondía un: '(eres) como una adolescente...' 
Si de algo estoy convencida, es que... ¡contaba exactamente lo mismo! 
En cambio, mientras A me decía que con mi edad (no avanzada, pero bueno, ahí la llevo) no era algo tan raro (conociéndome igual no lo es; pero por la razón que me hizo reaccionar así, preocupante); B me estaba diciendo que seguía en la edad del pavo... 
Es curioso: Un mismo suceso, distintas interpretaciones.
Sinceramente, estoy más a favor de la segunda. Por una parte, negar mi inmadurez racional, mi inactivación frontal, mi 'pavismo' agudo; sería una locura, incluso para mí. 
La historieta en cuestión, para poneros en contexto, versaba acerca de cómo tras un hecho insignificante, brotaba de forma "apaga y vámonos", ¡claramente!
Mis emociones se alteran, empiezo a ir de un lado a otro de mi casa, como una gota de lluvia que acaba de chocar contra un cristal; comienzan mis conversaciones conmigo misma en voz (sí, en voz; para que os hagáis una idea, estoy convencida de que mis vecinos creen que vivo con alguien) y mis "aaaayyy", me entreno en la modalidad lanzamiento de móvil como si me quemara en la piel... ¡para grabarme! 
Suerte, la mía de vivir sola y no tener que tragarme todas esas reacciones emocionales que surgen espontáneamente, sin premeditación, sin avisos, sin control...
No sé cómo lo haría viviendo en compañía.
¿Tener que tragar, disimular, negar, todo eso que me nace tan natural? Es tan innato, que creo que no expresarlo me llevaría a enfermar, o a volverme loca, una de dos.
Suerte que dura menos que un caramelo en la puerta de un colegio.
Recordando mi adolescencia, cuando seguía en casa de mis padres, me pasaba algo parecido... ¡cómo vivía la historia de Lucas y Sara, de los hombres de Paco! 
¡Buah! 
¡Tremendo! 
Lo que me costaba intentar retener el rubor, la sonrisa, las carcajadas, la cara de tonta, el "aaaayyyyyyyyy"... que sería lo mínimo que me podía surgir viendo la televisión, era extremadamente complejo. 
Por no decir, imposible.
 
 
"¡Mira, que eres tonta!", comentario de mi madre, alucinada de que pudiera reaccionar así, ante aquel romance de comedia. 
Y sí, vivía como en carne propia, una historia de ciencia ficción, de miércoles a miércoles... ¡atroz! 

No tengo remedio alguno.
Ya, sí.
Lo sé.
Aunque, lo que más me sorprende es por qué A, no hace como B, y se esfuerza en hacerme creer que es normal lo mío...




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