¡Hay que querer! Quererse y querer a las personas que nos rodean, ponernos en su lugar para entenderles mejor.
¡Hay que querer! Querer conseguir nuestros sueños, ponerse en acción y buscar la manera de lograrlos.

jueves, 8 de mayo de 2014

"Ajo y agua" como diría aquel

Por suerte o desgracia, eres en la actualidad, mi único amigo, en paro, psicólogo, y con el rapport necesario-establecido, para recibir este mensaje... Y sí, me voy a aprovechar de nuestra amistad, aunque esto claramente se debería pagar como una sesión de terapia. Bueno, como una más, en realidad. 
No sé siquiera por dónde empezar. Estoy perdida como hacía mucho que no lo estaba... y no me encuentro. Incluso he perdido la capacidad de pensar que mi situación es la de una amiga que me lo cuenta y le aconsejo qué haría yo.
Ya no sé nada, ya no sé.
No intuyo a qué descarriada amiga podría pasarle semejante historia (berenjenal, se dice ¿no?) y menos todavía, qué podría decirle. Como mucho para no mojarme, saliendo airosa sin entrar en más, le diría "tira de corazón". ¡Queda bien! ¿no? Pero, bien analizado, su (mi) corazón no funciona, así que dejaría a mi amiga igual.
Estoy perdida por muchas cosas, y quizá, me doy cuenta, al borde de los 30, que sigo siendo la misma niña de 7 años, más fea, eso sí; pero con esos mil sueños locos, de los cuales no he alcanzado ninguno. Supongo que la razón principal es que he tomado demasiadas malas decisiones en mi vida... ¡y pensar que incluso alguna que revertí sentía que me acercaba a la felicidad! 
Ilusa.
Siempre he sido tan ilusa... ¡qué pena doy!
No entiendo como después de todo lo que he vivido en la vida, puedo haber aprendido tan poco, ¡no lo entiendo!
No llego a comprender que, en el fondo, todo me da igual, excepto la gente que me importa y mi relación con ella. Mis preocupaciones no ven más allá de mis amistades y (no me/te voy a engañar), de él.
Es sumamente triste que pueda sentirme tan inmadura, tan poco lista, tan cría...
Sé que tengo que decidir. Que no cabe otra. Mi vida lleva demasiado tiempo a la espera, con la incertidumbre como compañera diaria, en el mismo pupitre; con preguntas-dudas como apellido... Sí, lo sé, sólo queda, sólo cabe, decidir. 
Para ser feliz hay que tomar decisiones, y aquí, viene el problema. 
La decisión "correcta" no la quiero, y es que aunque sea la que acabará haciendo aparición tarde o temprano, la considero un gran error.
Y, por otra parte, la decisión que quiero, por la que pagaría al contado, que desde mi médula espinal es la única a tomar; no me veo capaz de llevarla a cabo, me abruma sobremanera, mis pensamientos idean suposiciones que la hacen marchitarse, y aunque, puede que no sea tan descabellada si se analiza, en profundidad; lo es, en el fondo.
Alucina pepinillos, como diría aquella, que va a resultar ahora que me merezco un sillón en la RAE, ya que "profundidad" y "fondo" no es lo mismo... Caótica Ana, ya ves.
Pero yo decido, yo tomo la decisión de… no decidir. Y en consecuencia, decidir se convierte en otra duda que añadir al día. Y me resisto. Me convenzo de que hoy, mañana, en cuanto vea la oportunidad, lo soluciono... pero no llega el instante preciso... no llega nada.
No sé echar huevos a mi tortilla, y cuando los echo, acabo sin saber darle la vuelta y finaliza todo… en revuelto. Toque culinario de hoy.
Lo peor de todo es que pensándolo bien, la vida ha sido muy puta conmigo. La gente ha sido muy hija de puta conmigo. Y yo no he sabido ser una hija de puta, e incluso puede, que no he sabido ser ni hija, ni puta. 
Tampoco sé si esto me hubiera servido de algo.
Siempre fui una luchadora (in)nata. Me levanté de las caídas, miré a mañana curándome las heridas del hoy, pensé en positivo porque ya me ha tocado mucho malo y por probabilidad me toca ya lo bueno,.. pero no.
Siento que fracasé una vez más, que he vivido una vida de mierda, con demasiados llantos y muy pocas alegrías. Siento que me dejo siempre la piel, y me la van quitando, porque soy tan confiada que no entra en mi cabeza eso de no dar, y oye, si necesitan piel, pues aquí estoy yo “pal que faça falta”... Y la luchadora siente que su papel finalizó, que su lucha quedó desierta, se cansó de dar un golpe más, se quedó sin coraje para continuar.
No estoy preparada. En este momento, avanzar me queda grande.
Di incansablemente y sólo aprendí que no recibo, que mis estrategias deben estar hechas para un mundo distinto, o, más simple, yo no estoy hecha para este mundo. Lo único que está claro es que, así, no puedo seguir. 
Y cambiar es algo que no entra en mis planes (debería reformular mi tesis y como que no). 
Mal asunto.
Quizá el problema se repare decidiendo de una forma más lógica, evitando pensar en los demás, dejando que el corazón se cure sin hacerlo partícipe de las elecciones. Es posible que este tipo de cosas, las haría alguien que no soy.
Po ello, acabo por decidir que mientras me preparo, buscaré los drivers necesarios para mejorar la ejecución de mi placa base. Reiniciando sistema operativo.

pd: Va por ti, Ernie.

2 comentarios:

  1. Los sueños e ilusiones son el resultado de aquellas decisiones que nunca llegamos a tomar. Porque las decisiones que sí tomamos nos sitúan en un momento y un lugar concreto. Y lo que tenemos delante de las narices siempre se ve borroso y mal; nunca está claro. Siempre da la sensación de que no se percibe totalmente y que no es como debería ser; trae desasosiego.

    Cuando uno mira al frente, traza la ruta hacia un punto más claro, más prometedor, y emprende las acciones necesarias para llegar hasta allí. Pero cuando llega, la historia se repite. Y el drama de esta historia es que no nos damos cuenta de que estamos repitiendo el mismo ciclo hasta que no lo completamos otra vez.

    Una decisión es una hipótesis y como tal, sólo puede ser comprobada a posteriori. Si no, estás haciendo trampa. Los resultados pueden (suelen) salir mal, pero siempre traen avance. Decidir es avanzar. Pero de nuevo, pocas veces se sabe qué dirección se lleva hasta que se llega.

    Por eso tomar una decisión siempre es mejor que no hacerlo. No decidir sólo hace que pase el tiempo haciendo que nada importe. Las malas decisiones son aquellas que nos alejan de lo que queremos, o lo anhelamos, ¿pero quién dice que con voluntad podemos conseguir lo que queremos? Muchas veces no es así. La mayoría de veces no es así. La vida es únicamente lo que decidimos hacer con ella el tiempo que estamos aquí. Lo que tengo claro es que prefiero arriesgarme, arrepentirme y vivir a ver pasar los días por mi lado ahogándome cada vez más en el fango de todo lo que debería haber sido y no fue o todo lo que debería poder hacer y no hago.

    A veces, lo único que nos hace falta es un pequeño empujón que nos ponga a andar.

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    1. Simplemente, ¡ MIL GRACIAS!
      No hay comentario a este comentario, es... ¡perfecto!

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