¡Hay que querer! Quererse y querer a las personas que nos rodean, ponernos en su lugar para entenderles mejor.
¡Hay que querer! Querer conseguir nuestros sueños, ponerse en acción y buscar la manera de lograrlos.

jueves, 15 de mayo de 2014

Lejos

Te quiero.
Te quiero lejos. De mi vida. 
Tan lejos como para que no vuelvas nunca. Nunca jamás. Y nunca jamás no lo digo como "negativo + negativo = positivo", lo digo como "Entérate, ni se te ocurra volver".
Y te quiero tan lejos, como para que te cruces con infinitas personas que te hagan detener tu caminar para saludar, hacer el tonto o bailar sobre los charcos, haciendo que demores tus pasos.
Tan lejos como para que te pierdas en el camino de regreso, en el de ida, en el de vuelta, en cualquiera que se te ocurra iniciar.
Te quiero tan lejos, como que ya no reconozcas si el sol que te calienta, es el mismo sol que a mí me alumbra. O te preguntes si emigraste a un planeta distinto. O incluso, a otra galaxia. A otro universo.
Tan lejos como para no reconocer las caras que se cruzan contigo en los pasos de cebra, comparten tu posición en los semáforos, o te adelantan mientras caminas por la acera.
Lejos, muy lejos, donde no puedas oler mi miedo a volver a verte. O cualquiera de mis miedos.
Te quiero lejos, como la infinidad de un suspiro, que explica en un segundo, lo que te añoro y necesito a la vez.
Te quiero lejos, donde tus rayos gamma no logren alcanzar ni una sola de mis células de recepción de información.
Tan lejos como ir al sol, volver y pasarnos por la luna para que no tenga envidia, porque a ella no hemos ido a visitarla.
Lejos, lejos y más lejos.
Te quiero lejos, en el horizonte de un océano que no imaginas dónde acaba. Porque esos horizontes te atrapan pareciendo eternos, como los besos que nos dábamos.
Lejos, como las gotas de lluvia que tiene el mar.
Lejos, superlatívamente.
Tan lejos como para que te vuelvas loco por la desesperanza de no poder andar por tus calles cansadas de verte corretear sobre ellas, tan perdido como el primer día.
Te quiero lejos y fuera de cobertura, sin posibilidad de establecer contacto con el mundo real. Y ante todo, sin posibilidad de establecer contacto conmigo.
Lejos. Lluny. Loin. Far away. Lontano. Urrun. Distante... Entiéndelo como oses aceptar. Pero no vuelvas.
Tan lejos como para distraerte con las niñas que te inspiren pasiones, y con las que no te inspiren nada. Bien pensado, siempre fuiste el fácil de los dos.
Te quiero lejos, absorto en el camino, tanto absorto como estabas cuando hacíamos al tiempo enlentecerse.
Tan, tan, tan lejos, como el tiempo que necesito para recobrar el amor perdido. El propio. O incluso más. Nunca está de más pasarse en estas cosas.
Lejos, tanto como todo lo que lamento haberte dedicado un minuto de mi pasado. Haz cuentas. No fue un minuto, ni tan siquiera dos docenas de ellos. Así que puedes ensayar la vida sin gravedad y empezar a conquistar estrellas. Seguirás estando cerca, pero en el arte de conquistar siempre fuiste un maestro. Malo, pero un maestro.
Y por si no te quedó claro, te quiero lo contrario a cerca, a cuando tu piel se mezclaba con la mía, a la distancia que nos no-separaba en el sofá, a las chispas que saltaban con nuestras miradas. 
No hay opción a dudas.
Lejos. 
Y no se te ocurra volver.



2 comentarios:

  1. Y que se lleve ropa de abrigo, por si acaso. Para que no tenga excusa para volver.

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    1. y... la de verano. la de primavera, toallas, pijama, ropa interior y... cepillo de dientes ¡indispensable!
      Y por si acaso, maleta grande, no vaya a ser que tenga opción a como dices tener alguna excusa... pero eso, lejos, lejos y que no vuelva!!
      Pero, tú vuelve pronto!! Mientras disfruta lejos... ;)

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