¡Hay que querer! Quererse y querer a las personas que nos rodean, ponernos en su lugar para entenderles mejor.
¡Hay que querer! Querer conseguir nuestros sueños, ponerse en acción y buscar la manera de lograrlos.

martes, 20 de mayo de 2014

Martes 13

Me desperté curiosamente extraalegre ese martes trece. 
Ya ves, que un día junto a un número tengan fama de ser malos ¡porque sí! 
Tú en cambio, estabas planeando algo. Más serio de lo normal, con la ceja izquierda alzada, mirando el suelo, mirándome y sonriendo, para volver a mirar el suelo. Es curioso como cuando tenemos que decir cosas importantes, o malas noticias, tenemos un propio patrón de conducta. Mi madre, por ejemplo, siempre que me decía: "Ven un momento que te tengo que decir una cosa"; esa cosa, siempre era una muerte de alguien importante, importante de verdad.
La primera vez que me dijo aquello, fue uno de los peores momentos de mi vida, lo recuerdo a la perfección. Y ese patrón se repetiría muchas veces después.
Tu patrón era aquella secuencia de semblante y gestos subversivos, perfecta y estudiada. Misterio y seriedad, entremezclados con esa sonrisa tan tuya.
Ayer te noté normal, así que no acababa de dilucidar qué podía pasarte. Pero algo pasaba, no hacía falta ser Sandro Rey para saberlo. Lo que no creí, nunca, es que fuera a ser la bomba que me ibas a mandar. Pocas veces había salido aquel tema entre nosotros, pero ¿aquello? ¿ahora? ¡Espera que me tomo el café!
Vale, que no somos unos críos según la fecha de nacimiento del DNI, o que últimamente le esté dando al mundo periodístico por explotar la noticia, pero tú y preocuparte del tema en cuestión... ¡no! 
Me rompiste los esquemas de mis despertares de entre semana, como cuando me llevaste porque sí a Amsterdam aquel martes... ¡ostras! Resulta que fue un martes trece también. 
¡Desde luego te pasa algo con esa fecha!
Lo primero que se me ocurrió era preguntarte qué te habías echado a tu tazón de cereales. Incluso, sabiendo que habías rechazado probar cualquier sustancia ilegal, en toda etapa vital, aquel momentazo era lo más cercano a un flipe por consumo. Y no lo dije, porque juraría que las bromas de ese tipo te hacían cero gracia, y esa preocupación mañanera, a la par que seductora, me estaban contagiando. Sí, cierto es, que si no me hubiera entrado la culpabilidad viéndote tan serio; las ganas de alargar lo de anoche hasta el almuerzo, habrían salido a la palestra. Échale la culpa a tu barbita de dos días, a la primavera o a que siempre me vienes bien, como llevar mechero cuando pretendíamos ligar con 15 años.
8:16h. En 10 minutos, a lo sumo, la casa se quedaría vacía.
¿¡Cómo se te ocurre decirme, y decirme de verdad, que es lo llamativo, en ese preciso instante, que "esto de tener hijos ¿piensas que es buen momento?"!? 
Mi extraalegría se tornasoló y cambió su tonalidad extremadamente. 
No te supe ni contestar, más allá de un "eeeeeehmmm... eeeehhhh... ¿qué?"
Que si España va a ser un país de viejos, que lo he leído; que si estamos bien, o muy bien incluso; que si fíjate en Rafa y Clara, y en algunos más; que si yo te quiero y quiero... 
Y yo... ¡yo quiero morir!
Te venías arriba. Hablabas con argumentos y más argumentos. Parecía que en sueños, te habías topado con un político en pleno mitin y su espíritu te había atrapado para convencer a las masas. Y, estabas feliz.
Hubiera venido bien un chiste del rollo "y si quieres empezamos ahora", pero estaba claro que ni daba tiempo, ni mi cara alentaba a ello. Y no. Tú no ibas en broma.
E irremediablemente... eso es lo que más me gusta de ti. Eres tan sorprendente, tan poco predecible, tan tú.
No quiero imaginar un sólo día de mi vida sin oírte, que me mates a cosquillas, verte, recibir un mensaje tuyo, olerte o pegarte un mordisco; y tener un pequeño-tú sería la bomba, pero una vez más, me dejaste en estado de shock.
No he podido contestarte, ni siquiera sé si he llegado a desayunar, pero a mí me da igual, que España necesite población joven, que otros tengan peques correteando por su casa, o que la vida nos vaya a cambiar y mucho... que te preocupes a esas horas si seré o no, yo, la personita con la que desees tener tus miniyos, me llena de orgullo y satisfacción, como diría uno que chupa del bote más, que cualquier pequeño en un hogar.
¿Cuándo empezamos a practicar?

2 comentarios:

  1. Si es que ana es ana, el que t'ha fet la proposició no te un pèl de tonto i sap el que vol! I per cert m'encantaria una minitu corrent per casa. Muaaa!!

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    1. Jajajajaja... No cal dir que aquest blog no és autobiogràfic, si no "pobre loco" el que em diguera algo paregut!!
      Si vols una minijo, ficat a la faena i me la porte a casa caps de setmana i vacances, a vore si ix un poc ana és ana... difícil, però no impossible! Pobraaaaa, ja la imagine!! ;)

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