Lo que no son flores

¿No te gusta? Es sencillo, dale a una tecla y dejarás de saber de mí, de mis momentos y mis circunstancias... "Fin de la cita".

Una simple acción y te despertarás cada día sin el contacto en tu agenda que fui.

Fácil.

Pero no seas tú quien venga intentando darme lecciones de vida. A mí, no.

Seré clara, una vez más creo que no me resultará complicado. 

Eres un capullo. 

Con todas sus vocales y con todas sus consonantes, capullo. 

Con todas las de la ley.

No me siento Colón al descubrir América no te creas.

Capullo, que no florece, porque no hay sol que te haga un gran favor alumbrando a tus perdidas neuronas; que no desprende el mejor aroma del mundo, porque no hay agua que pueda regarte lo suficiente; que no es una agradable sorpresa, porque acabas como la comida familiar sin final feliz; que no hay abeja que le polinice, haciendo útil su polen; y que no puede dejar de ser un capullo, porque no se atreve a dar un paso más en su ciclo evolutivo floral.

¿Y yo? Yo fui una payasa que cometió errores. ¿Qué digo? ¡No! Cometí un error: creerte. Creer tus palabras y cada uno de tus discursos...

Ilusa.

Pero el tiempo acaba por mostrar las realidades. 

Despeja la incógnita si puedes...

Ni fui, ni soy jardinera. Quizá fue una mala decisión en la elección de mi futuro profesional. De haberlo sido, a la mínima señal te hubiera cortado de raíz, sin dejar rastro ni siquiera de tu perfume (con un sonido de fondo tipo: "raca"), sin compasión, como arrancando una mala hierba, que sacude la vida que hay a su alrededor.

En cambio, me empeñé en abonar al capullo, en cuidarlo, mimarlo, darle calor... Me quedé sentada en el sofá del salón esperando a que llegara tu primavera... pero topé con un eterno invierno... y yo y el frío, no nos llevamos bien. 

Así que todo acabó siendo... mierda.

Y así me fue. 

No me des lecciones de vida. No se te ocurra ni intentarlo.

¿En serio? ¿Tú? 

Se más listo, no te escondas más, porque siento decirte que no sólo eres un capullo... Eres un capullo cobarde.

Quizá por eso no llegaste a florecer nunca, pero me temo que triste de ti, no dejarás de serlo... 

Cobarde porque, reconócelo, no arriesgaste jamás, no fuiste capaz de salir a explorar el jardín, dejar esa insulsa maceta, abandonar ese estado imperturbable, tomar una decisión en tu evolución. Te falta la savia necesaria por ese tallo para hacerte... Crecer. 

Eres uno de esos que, simplemente, se limitan a seguir el sol con sus ojos y permanecer en esa tierra húmeda... Aún con ella, alguien tendría que decirte que tus raíces se resecan, seguramente lo estás notando. Bueno o no, porque tú no sueles notar demasiado las inclemencias meteorológicas, ni los cambios temporales, ni... las indirectas directas, ¿verdad?

¿Qué pretendes enseñar? Eres un niñato... (ya que estoy)

No sabes qué es luchar, has tenido suerte, pero el día que te des una piña que te haga despertar, vas a tener moratones una larga temporada. Es posible que te duela, aviso.

Y en el fondo, puede que llegues a dar incluso pena, pero sigues creyéndote el rey del mambo y no sabes ni pronunciar "Asúúúúcarh!" con gracia. 

Pena.

No me des lecciones de vida, a mí los capullos no me sirven para eso. 

Pero hazte un favor. 

Hazte un gran favor. 

Échale huevos (o semillas en tu idioma), riégate un poco (con agua dulce), sazónate con un buen abono y florece de una vez por ti mismo. 

Seguramente, la experiencia no es fácil, costará que te adaptes y, a veces, desearás regresar a ser el capullo que hoy eres, pero... madurar es algo que te tocará algún día.