Te conocí un frío invierno, en una calle del
centro. "No quiero saber que hoy empieza el invierno, ni los días cortos,
ni las tardes oscurecidas, ni que esto acaba de empezar", te dije.
Puede que fuera por eso que instalaste la
primavera en mi habitación.
Dicen que la primavera la sangre altera, y aunque
bajo cero a un paso de mi ventana, desconocen la forma en que tú me alterabas. Témpanos
de hielo en la cornisa, y cubitos de hielo para deshacernos.
No estoy hecha para días grises, para temperaturas
frías. No estoy hecha para climas que desmoronan mis días.
Puede que por ello, me diste la primavera, me
hiciste vivir en verano, y me dejaste como una triste en otoño. Igual por eso,
empecé también a odiarlo.
No fuiste un capricho, aunque te fueras
creyéndolo. No hice las cosas bien, pero nunca fui perfecta. Siempre me mordí
las uñas, soy cabezota, nunca me queda birra en la nevera o pienso más que
hago. Esa soy yo.
Te volvería a pedir perdón, una y mil veces, pero
dudo que pudiera soportar mil veces más que lo rechazaras.
Y me duele... Me duele que no seas capaz de
perdonar, que una vez se me fue la pinza de manera abrumadora, que una vez
volví a mis instintos y me guié por un descontrol del que me culpo cada
segundo. Me duele.
No calculo si llegué a ausentarme de mi realidad
más de 6 minutos, pero no dudo si te digo, que no pueden pesar tanto. Un
castillo no se derrumba con unas gotas de lluvia. Tú y yo éramos más que un
castillo de naipes, éramos una fortaleza de la Edad Media, que sobrevivió a
múltiples tormentas. Lo nuestro traspasaba los límites de cualquier cemento.
Menos de 6 minutos... ¿cómo pueden ser tan
voraces? ¿cómo?
Devastación. Así me siento, devastada, saqueada,
desolada... y seguiré estándolo porque 6 minutos derrumbaron la mejor vida
posible, y mucho peor, hicieron de mí alguien que no soy para ti.
Si pudieras sentir por un momento lo que fue...
Menos de un minuto te haría falta para entender que nunca dejé de idolatrarte,
que lo hice mal pero que realmente fue un error grave de una inconsciente
situacional.
Estamos a una semana de primavera. Mi piel
necesita la calidez de su sol, pero me temo que va a seguir el camino del
invierno y del otoño.
No puedo vivir un día sin odiarlo, porque pienso
que me convertí para ti en una chica ruin que te traicionó... sí, te traicioné,
por un instante, pero jamás fui diferente a la chica que conociste en
invierno.
No sé qué pasará con verano, pero mis manos me
dicen que necesitan pasear por la playa, cogidas a las tuyas... Perdóname, te
lo pido una vez más. Sólo, en primavera, perdona mi lapsus mental. Pídeme
intereses, como los bancos; fianza como un piso de alquiler o indemnización
acorde a tus sentimientos. Pídeme lo que sea, pero no me hagas odiar a la
primavera y al verano, aunque sólo sea porque sin esos 6 minutos, llegar a los
84 años sin nosotros era lo único que no podíamos imaginar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario